sábado, 24 de marzo de 2012

¿Es lo que queremos para futuras generaciones?


¿La violencia vende?
Los videojuegos de acción y de plataforma construyen un universo dantesco. Mundos apocalípticos y terminales, donde predomina la fuerza y las armas. Violencia y muerte te rodean constantemente.
En esta visión de la realidad, el otro diferente a ti, es siempre un enemigo que debe ser eliminado. El objetivo es destruir al adversario del modo que sea. Incluso aquellos videojuegos que se anuncian como alternativa proponiendo dejar en un segundo plano lo de pegar tiros a todo lo que se asome… pero sin embargo terminan en los mismos esquemas que todos: diciendo "el cuchillo es un arma muy eficaz, nos será muy difícil acabar con ellos…
Incluso algún videojuego exalta la violencia no indiscriminada, sino "discriminada". Si se mata a "viejos", minusválidos o embarazadas te dan más puntos. El mensaje subliminal, o no tan subliminal, es que los viejos, las embarazadas o los minusválidos no son válidos, no son rentables, ni útiles. Se fomenta marginar a personas minusválidas, en riesgo de exclusión social.. y eso es lo que llevan después a la práctica, en su propia vida al margen de los videojuegos, aunque sea escasa.
La violencia vende. En los periódicos (cada vez es más amplia y morbosa la página de sucesos), en la televisión (los reality show se han convertido en los programas más ofertados y se multiplican los programas donde vemos accidentes y golpes como si fueran "chistes"), en el cine (las películas donde se extermina a terroristas árabes donde antes se eliminaban indios o rusos a mansalva, o donde monstruos de pesadilla van eliminando a personas indefensas, son los éxitos más taquilleros entre los adolescentes), etc.
               

                    

Si fomentamos este tipo de consumo, que potencia esta serie de actitudes que se convierten en hábitos ante los que reaccionamos automáticamente delante de una pantalla, después no podemos escandalizarnos por la violencia que se está generando en nuestra sociedad actual.

¿Para qué mundo estamos educando?, ¿qué tipo de mundo y de entorno estamos creando?, ¿cuál va ser la herencia de las futuras generaciones?

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